jueves, 31 de diciembre de 2009

Un juez requisa peines y cepillos de dientes de los hijos de la dueña de Clarín

El juez Conrado Bergessio requisó peines y cepillos de dientes en las casas de Marcela y Felipe Noble Herrera –hijos adoptivos de la dueña de ‘Clarín’, Ernestina Herrera viuda de Noble- para los exámenes de ADN que permitirán saber si son niños ‘robados’ a los desaparecidos en la dictadura militar (1976-1983).

Si bien las fuentes judiciales calificaron los procedimientos como “allanamientos”, el abogado Jorge Anzorreguy -asistente de los Noble Herrera- quitó importancia a ambas diligencias llamándolas “visitas domiciliarias” y aseguró que durante las mismas “se entregó espontáneamente” el material para la obtención de nuevas muestras corporales.

Los análisis de los cabellos que quedan enredados en los peines y de los restos de saliva en los cepillos permitirá al juez completar los estudios del ADN genético que se van a llevar a cabo en base a las muestras de sangre, que los Noble Herrera se dejaron extraer ayer por expertos del Cuerpo Médico Forense de cara a que la Justicia determine si ellos son hijos de desaparecidos por la dictadura militar (1976-1983) o no.

Adoptados durante 1976 por Herrera de Noble –viuda de Roberto Noble, fundador del diario “Clarín”, el más leído de Latinoamérica-, Marcelo y Felipe están envueltos en una disputa judicial porque dos familias de desaparecidos, con el apoyo de las Abuelas de Plaza de Mayo, aseguran que serían parientes suyos apropiados ilegalmente por la dictadura.

En el caso de Marcela, las familias quieren saber si sería la hija de Bárbara Miranda y Roberto Lanuscou, militantes de la guerrilla “Montoneros” caídos en un tiroteo, junto a dos de sus tres hijitos, el 4 de septiembre de 1976, en la casa que ocupaban en el barrio bonaerense de Acasusso. La niña sobreviviente, habría sido apropiada por los militares.

Y con respecto a Felipe, pugnan por establecer si se trataría del hijo de María del Carmen Gualdero, secuestrada el 8 de junio de 1976 cuando estaba embarazada de nueve meses y que habría dado a luz en el campo de concentración “Automotores Orletti” antes de desaparecer para siempre. El padre, Ernesto García, había sido asesinado en 1975.

Por su parte, Ernestina Herrera de Noble siempre ha proclamado su inocencia, sosteniendo que ella adoptó a las criaturas de buena fe, y negó cualquier tipo de vinculación con la práctica de los militares de la dictadura que arrancaban los hijos a sus víctimas de la represión ilegal.

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